Lo que Silver descubrió fue algo llamado microesferas, las cuales retienen su adheribilidad pero con una "removilidad característica", lo que permite que las superficies unidas puedan despegarse fácilmente.

Por años, Silver se esforzó por encontrar un uso para su invento, aunque esto no lo alejó de compartir los méritos de su creación con sus colegas.

"Llegué a ser conocido como Sr. Persistente porque nunca me rendí".

Mientras tanto, Art Fry, otro científico de 3M, se sentía frustrado. Cada miércoles en la noche, cuando practicaba con el coro de su iglesia, debía usar pequeños pedazos de papel para marcar los himnos que iban a cantar en el siguiente servicio. Para el domingo, se encontraba con que todos esos trozos de papel se habían caído del himnario.

Necesitaba un marcador que se adhiriera al papel sin dañarlo.

Recordando un seminario sobre las microesferas que había dado Silver, tuvo lo que él llama su momento Eureka: “de ese que te ocasiona una descarga de adrenalina".

Asociándose con Silver, comenzaron a desarrollar el producto. Una vez que se encontraron a sí mismos escribiendo mensajes en sus nuevas notas para comunicarse con el resto de la oficina, entendieron el verdadero potencial de su idea.

Fry decidió hacer de las oficinas centrales de 3M su campo de pruebas.